


DAR VIDA, DEJAR HUELLA El legado de Agustín Rearte, entre la donación de órganos y una vida signada por la alegría
Hace algunos años, Agustín Rearte decidió ser donante de órganos. Era artista y deportista. "Uno siempre le enseña a amar al prójimo como así mismo", expresó Sara, la mamá del joven de 21 años, quien en diálogo con La Opinión Austral compartió su experiencia.
28 de Noviembre20/06/2025



El legado de Agustín Rearte, entre la donación de órganos y una vida signada por la alegría
Agustín Reartes junto a su mamá Sara.


Este sábado, la triste noticia del fallecimiento de Agustín Rearte, un artista y deportista de 21 años enlutó a la localidad santacruceña de 28 de Noviembre.
Con el paso de los días, trascendió que sus órganos serían ablacionados, pero la demora en el procedimiento generó malestar en la familia que aguardaba la realización para poder iniciar el doloroso proceso de duelo.
Hace una semana, Agustín comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza por el que recibió atención en el Hospital “San Lucas” de 28 de Noviembre. Tras la primera visita, los síntomas persistieron por lo que regresó, se realizaron nuevos estudios que no arrojaron mucha claridad sobre el cuadro y entonces fue derivado al Hospital de Río Turbio, donde, tras haber ingresado sin signos vitales, también agotaron las instancias para diagnosticarlo.
“Siempre le gustó componer, cantarle al amor”, contó Sara, la mamá de Agustín.
En la noche del jueves, arribó al Hospital SAMIC de El Calafate, donde se pudo realizar una tomografía que evidenció una importante presencia de líquido en su cerebro. Agustín tenía muerte cerebral y no había procedimiento médico para revertir el cuadro.
“Él sabía de la ley que dice que todos somos donantes, cuando hizo el Carnet de conducir lo puso. Me lo había dicho”, contó Sara, la mamá de Agustín, este jueves a La Opinión Austral.
La familia entendió que al haber manifestado su voluntad de ser donante, se debía seguir un protocolo. El procedimiento se concretó este lunes, después de cuatro días y al menos tres oportunidades que se les informase que se iba a realizar y -sin mucha explicación- se reprogramase una y otra vez.
Si bien la primera reprogramación se les explicó que estuvo vinculada a factores climáticos que impedían el arribo de los profesionales de INCUCAI por vía aérea, posteriormente no quedó claro porque se programó y se suspendió en tantas oportunidades.
El dolor por el que los padres, hermanos y hermanas atravesaban no era compatible con una espera tan extensa, pero que se volvía inentendible al enfrentar el momento de despedida de para que luego se les indicase que el procedimiento no se haría.
Sara valoró la buena atención que recibieron por parte personal de los hospitales durante todos estos días.
A menos de una semana del fallecimiento de Agustín, para su mamá a es “complicado” dar una opinión sobre la donación de órganos, principalmente por el desgaste de los cuatro días de programaciones y cancelaciones.
“Uno siempre le enseña a amar al prójimo como a sí mismo, lo que le enseñe a mis hijos es lo que le enseño a cada uno de ellos: el amor por sobre todas las cosas, quizás él lo entendió de esa manera”, reflexionó sobre la decisión de donar.
Sin embargo, acotó que “si él hubiese sabido el dolor que pasamos, quizás no hubiese hecho porque ningún hijo va a querer que su mamá pase ese sufrimiento”.
En un gran esfuerzo por dejar a un lado el dolor por la perdida de su hijo, manifestó: “No quiero herir a las personas que lo están pasando, no puedo decir que es una buena decisión porque yo lo sufrí mucho, pero tampoco puedo decir que no lo hagan porque sé que hay otras personas que están esperando recibirlo y están sufriendo”.
“Es muy dolorosa la negligencia”, expresó sobre lo acontecido. Cabe mencionar que tras lo sucedido, se comunicaron y disculparon con Sara, sobre lo que ella manifestó su deseo de que ninguna otra familia tenga que pasar por una situación similar ante la perdida de un ser querido.
Dar vida, dejar huella
Este martes, sus restos arribaron a la localidad de 28 de Noviembre y fueron velados en las instalaciones del polideportivo “Luis Ivovich”. El gimnasio estuvo colmado, principalmente por jóvenes que entre mate cocido y torta fritas recordaron los buenos momentos con el amigo, el compañero de trabajo, el deportista y también el músico que Agustín fue en vida.
Hace apenas seis meses el joven había comenzado a trabajar en un polirrubro y su tiempo libre lo repartía entre el deporte, sea básquet, fútbol o handball, y, por supuesto, la música.
“En casa era nuestra alegría, siempre con una sonrisa, él no tenía días malos, era compañero de su padre, mío, era nuestro bebé”, expresó Sara.
“Era un chico trabajador y humilde. Siempre le gustó componer, cantarle al amor. Una mamá siempre va a hablar bien de su hijo, pero que otras personas te lo digan ‘tu hijo era así o asá’… Era una persona que donde estaba, siempre estaba contento, siempre tenía una sonrisa”, concluyó.
Gracias a la decisión de Agustín de ser donante se pudo hacer la ablación de hígado, riñones y corneas, pero lo que dejo el joven de 21 años no fue únicamente una segunda oportunidad de vida para más de un paciente en lista de espera y con esa oportunidad, la felicidad también de sus afectos, sino también mucha luz y hermosos recuerdos en la vida de todos quienes compartieron algún espacio con él, les legó su alegría.





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